LOS FRUTOS DE LA MEDITACIÓN Y LOS ESTADIOS DE LA CONCIENCIA
La relajación nos faculta a obtener autocontrol
integral.
El autocontrol es la piedra base para la
realización individual y las verdaderas
conquistas Espirituales.
La genialidad es supremo autocontrol. La falta
de autocontrol expone a la psiquis y el cuerpo
a toda clase de desarrollos anómalos y
condiciones perversas, vicios, extravagancias
mentales, confusión intelectual y desequilibrio,
disoluciones de motivos, carencia de voluntad y
sentimientos inestables. La mayoría de las más
grandes condiciones de enfermedad también
se derivan de esta desvitalización mental y
material.
La meditación realmente comienza cuando
hemos obtenido el debido autocontrol. De otra
manera sólo jugamos con fantasías
psicosomáticas, y autocomplacencia en
psicosis, ya sea provocado por la ignorancia o
por indebidas ilusiones mentales .
Cuando cultivamos placeres sensoriales y e
ilusiones mentales sólo atendemos factores
que desvitalizan, y nos dejamos a nosotros
mismos a merced de fuerzas descarriadoras y
morbosas o viles propensiones del ser. El
egoísmo, la avaricia y todas las pasiones
instintivas que hacen a la naturaleza humana o
el carácter hundirse en condiciones de
animalidad son, de hecho, debido a tales fallas
o faltas de autocontrol.
La conciencia individual necesariamente debe
ser desarrollada en formas de autocontrol. De
hecho, la conciencia es vaga, inestable e
insignificante cuando no controlamos nuestro
mecanismo mental. Entonces, además, nuestro
mecanismo vital dentro del cuerpo material se
torna automático y enfermizo. Morbidez,
bribonada, enfermedad, vicios, todas estas
condiciones detrimentes de la subsistencia
humana son derivadas del descontrol
psicosomático o el automatismo. La vitalidad
necesita estar controlada, también; De otra
manera se vuelve lerda y no creativa.
La genialidad nunca podría darse en mentes no
dominadas. La genialidad es siempre la
expresión de autocontrol, mental así como
material.
La meditación es el gran remedio para los
Iniciados. Los iniciados son Maestros en la
Meditación.
La meditación es la piedra angular de la
genuina Espiritualidad y el único trampolín para
la experiencia Espiritual verdadera.
La meditación nos libera de mitos
sentimentales y posturas fantasiosas. Las
ilusiones son frutos de la acción mental burda.
Las ilusiones deben ser erradicadas, o al
menos controlárselas debidamente, tanto como
los deseos, esperanza y aspiraciones, si
realmente queremos vivir en la plenitud vital y
la Conciencia Espiritual (Bodha).
La meditación nos debe hacer sobrepasar la
conciencia - sensitiva ordinaria, y conducirnos a
la conciencia mental (intelectuación vital -
Budhi).
Es por medio de la Meditación, ciertamente,
que podamos desarrollar cualidades mentales
más altas, y despertar la Conciencia Espiritual.
Sólo mediante este proceso magnificente
podemos realmente alcanzar la CONCIENCIA
ESPIRITUAL en sus diversas modalidades y
tiempos.
La conciencia sensorial tiene que ser
sobrepasada por la conciencia Mental o "el
empeño y deleite intelectual". No estamos
dando a entender como mística fantasía o
complacencia metafísica, sino, más bien,
creatividad Mental y creación consciente. Esto
es también conocido como Suprasensorialidad.
La meditación tendrá que estar repleta de
significado, consistencia, y energía. Es sólo a
través de la Meditación, de hecho, que
desarrollamos nuestras condiciones
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de
conciencia en los más altos planos mentales.
Meditación significa actividad mental intensiva,
voluntad energética, y dinámica realización
Espiritual. Las condiciones creativas vitales
sólo pueden surgir a través de este proceso, el
cual abre avenidas de conciencia.
Las experiencias maravillosas son logradas
gracias a este proceso, hasta que nos hacemos
capaces de conscientización o expansión en la
vitalidad cósmica o natural en nuestro propio
ambiente. Es entonces cuando podemos sentir
el significado real de la vida, y incluso contactar
Divina Presencia, o sea la Mente Universal o
Espíritu Santo.
No podemos recargar demasiado la práctica de
Meditación. Esta debería ser hecha siempre, de
hecho, en privado y en la profunda conciencia
del ser, a fin de trascender las condiciones
egocéntricas o personalistas.
La meditación a voluntad, con el transcurso del
tiempo, nos facultará a lograr un autocontrol
integral, y dominar sobre la energía vital dentro
de nosotros en sus fuentes así como también
en sus variadas formas de proyección.